Main El Rol Una chica ardiente realizo sado humillación

Una chica ardiente realizo sado humillación

Una chica 130135

La María y yo, éramos adolescentes. La María, era una chica vecina. La María me tenía re-caliente, pero yo no quería darle el brazo a torcer y no aceptaba reconocerlo aunque era harto evidente que yo andaba ardiendo por la María. Aquello, se estaba convirtiendo en un bocado deliciosamente predilecto para aquellas puercas cochinas que ya se habían puesto todas de acuerdo para acosarme con esa cosa. Mi cerrada terquedad era grotescamente ridícula, y yo, empecinado en hacerme "el difícil", seguía y seguía negando que la María, me estaba volviendo loco de calentura. Tuve que desnudarme en medio de aquella bulla fanfarrona de todas ellas y su griterío cuando ante sus ojos aparecieron mis huevos henchidos como dos inmensos pomelos de tan cargados de leche, y mi chorizón como un tremeno salame chacarero de tan duro y largo y grueso, y la María hacía unas caras dignas de un cuadro. Obedecí, y riéndose, la muy cerda de la María se acercó. Mi obligación -como ya lo habíamos acordado, era que yo no debía meter mis manos para impedir su libre accionar con las suyas sobre mi cuerpo. Sus dedos comenzaron a deslizarse cosquilleantes sobre mi ardiente cuerpo desnudo, y yo me retorsía gimiendo en una loca desesperación de placer loco y una electrizante cosquillería que me recorría enterito por dentro.

Y es que mientras sus palabras pueden engañar, las señales de su cuerpo revelan a la perfección lo que en realidad siente y no quiere expresar. Solo debes prestar verdadera atención a tu pareja, y fijarte bien en todos los gestos que acompañan sus palabras, en ellos reside la verdad. Son movimientos inconscientes muy arraigados desde la niñez. Empiezas a exponer tus dudas sobre el comportamiento de tu pareja y mientras le cuentas todo esto, ves como te mira buscando la respuesta perfecta y empieza a apretarse, humedecerse o incluso a morderse los labios.